Todos sabemos que siempre fuiste un poco a tu aire y, así fue como te fuiste. Un día bajaste como cada mañana a hacer tus cosas (quién sabe qué cosas) al Campo del Príncipe, en el corazón del Realejo de Granada y... Era donde te gustaba pasear y donde todos te conocían. En Jaén también quedó tu recuerdo y alguna que otra de tus anécdotas: como cuando agarraste con la boca un bolso de esos comerciantes africanos que se ponen en el parque de La Concordia, y echaste a correr... Qué buenos momentos nos hiciste pasar y cuántos detalles nos dejaste. Ahora te recordamos con esta foto que no es mucho, pero nos gusta mirarla. Cuando la miramos nos acordamos de todo lo que vivimos contigo y la verdad, siempre se escapa algún chiste por el carácter que tenías. Donde quiera que estés cuídate y no molestes a la gente... eso se te daba de lujo.